En el mundo empresarial chileno, hay una sigla que se repite a diario: la UF. Esta Unidad de Fomento, creada hace décadas para ajustarse a la inflación, se ha convertido en una pieza esencial para la estabilidad financiera de las empresas. Aunque suene técnica, su presencia marca la diferencia entre negocios frágiles y negocios preparados.

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¿Por qué es importante esta unidad de cuenta?

Para cualquier empresa que busque proyectarse en el tiempo, evitar pérdidas por el alza de precios es clave. La UF permite exactamente eso.

Al reajustarse diariamente según la inflación, las obligaciones pactadas en UF mantienen su valor real. Esto aplica tanto a contratos de arriendo como a ventas a plazo, servicios externos, indemnizaciones, créditos o sueldos ejecutivos.

Una protección silenciosa, pero efectiva.

En sectores como el inmobiliario y financiero, la UF es más que común. Créditos hipotecarios, arriendos comerciales y seguros están expresados en UF por una razón lógica: garantiza que los valores acordados no pierdan sentido con el paso del tiempo. Así, tanto compradores como vendedores están protegidos frente a las variaciones del costo de vida.

El uso de la UF va más allá

Las empresas que pagan servicios profesionales o contratan por largos períodos, también se benefician. Al acordar montos en UF, se evita renegociar constantemente o ver disminuida la rentabilidad por la inflación. Además, las proyecciones financieras y los análisis contables se vuelven más certeros.

La UF es, en resumen, una aliada estratégica. No es una moda, ni una obligación. Es una forma inteligente de planificar a largo plazo. En un país donde el valor del dinero puede cambiar mes a mes, usarla permite a las empresas operar con confianza. Y eso, para los empresarios que buscan crecer con estabilidad, es un recurso que no pueden dejar pasar.