En el mundo empresarial, las deudas son parte del riesgo natural de operar. Sin embargo, no todas las obligaciones impagas terminan registradas en el boletín comercial de Equifax, conocido como DICOM.
Existen situaciones en las que las deudas empresariales no son informadas, y entenderlas puede ser clave para cuidar la reputación financiera de una compañía.
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¿Todas las deudas son públicas? ¡No!
Para que una obligación aparezca en DICOM, debe estar formalmente documentada: un contrato, pagaré, letra de cambio o factura aceptada. Sin ese respaldo, no existe una base legal para reportar. En consecuencia, acuerdos informales entre empresas, tratos verbales o compromisos sin respaldo escrito suelen quedar fuera del sistema. También pueden quedar fuera aquellas deudas que se mantienen en negociación o en proceso de cobranza amistosa.
Otro caso común son las deudas prescritas o extinguidas por ley, que ya no tienen validez judicial. Estas no deberían permanecer activas en el registro, aunque en ocasiones el proceso de eliminación puede tardar. Por otra parte, algunas empresas acreedoras deciden no reportar deudas pequeñas o de bajo impacto, especialmente si mantienen una relación comercial de largo plazo con el deudor.
También existen obligaciones internas entre sociedades relacionadas o préstamos intragrupo que no se comunican a los sistemas comerciales, ya que no representan un incumplimiento frente a terceros. Del mismo modo, las deudas tributarias o previsionales no se informan directamente a DICOM, sino que se gestionan en otras plataformas oficiales del Estado.
¡Evalúa con precisión tu exposición crediticia!
Aunque el objetivo no debe ser ocultar deudas, comprender qué se informa y qué no ayuda a tomar decisiones más inteligentes. En el ámbito empresarial, la transparencia financiera sigue siendo la mejor estrategia para proteger la credibilidad corporativa.
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