En el mundo laboral chileno, una de las decisiones más importantes para las empresas es definir qué tipo de contrato ofrecer: a plazo fijo o indefinido. Ambos modelos están regulados por el Código del Trabajo y responden a distintas realidades empresariales.
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La elección no solo afecta la estabilidad del trabajador, sino también la flexibilidad y costos de la organización.
Los dos tipos de contrato más usados
El contrato a plazo fijo tiene una duración determinada.
Suele usarse para cubrir necesidades temporales, proyectos específicos o reemplazos. Ofrece flexibilidad al empleador, pero también exige cumplir ciertos límites. La ley permite renovarlo solo una vez y su extensión no puede superar un año, salvo casos excepcionales.
Si se mantiene al trabajador después del segundo contrato, este pasa automáticamente a indefinido. Es una herramienta útil para empresas que están creciendo o tienen una demanda variable.
El contrato indefinido es la regla general y el formato más valorado por los trabajadores.
No tiene fecha de término y ofrece mayor estabilidad. Favorece la confianza, el compromiso y la retención de talento.
Sin embargo, implica mayor responsabilidad para el empleador, especialmente si debe terminar la relación laboral, ya que requiere una causal legal y puede generar indemnización.
¿Cómo tomar la decisión?
Elegir entre ambos contratos depende del momento y las proyecciones de cada empresa.
- Si el negocio está consolidado y busca formar equipos a largo plazo, el acuerdo indefinido es la mejor opción.
- Si la necesidad es puntual o el futuro del proyecto es incierto, un pacto a plazo puede ser más conveniente.
En cualquier caso, la clave está en cumplir la normativa vigente, redactar correctamente el contrato y mantener una relación laboral transparente. Un buen contrato no solo protege a la empresa, también fortalece la confianza y el crecimiento conjunto.
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