La reorganización concursal es un procedimiento legal que permite a una empresa en crisis económica evitar la quiebra, reestructurando sus deudas mediante un acuerdo con sus acreedores. En lugar de cerrar o liquidar su patrimonio, la empresa tiene la posibilidad de renegociar los plazos y condiciones de pago, manteniéndose en funcionamiento mientras busca estabilizar su situación financiera.
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La regulación de la reorganización concursal en el marco legal
Desde octubre de 2014, Chile cuenta con una herramienta legal moderna para enfrentar la insolvencia: la Ley N° 20.720, conocida como Ley de Insolvencia y Reemprendimiento. Esta norma reemplazó una legislación obsoleta y poco efectiva, que solo facilitaba la quiebra, sin ofrecer caminos para reestructurar deudas ni salvar empresas viables.
La gran innovación de esta ley fue permitir la reorganización concursal.
A través de este mecanismo, una empresa puede negociar con sus acreedores nuevos plazos, condiciones y formas de pago. El objetivo es evitar la liquidación y permitir que los negocios continúen operando. La reorganización se convierte así en una vía para dar oxígeno financiero sin destruir valor económico ni empleos.
Además, la ley introdujo figuras clave como el veedor concursal, quien facilita los acuerdos y vigila que el proceso sea transparente. La supervisión queda en manos de la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento, la misma que también administra la renegociación de deudas de personas naturales, un procedimiento gratuito que protege bienes esenciales mientras se negocia un plan de pago justo.
Mantener vigentes a las personas jurídicas
Esta norma no solo busca resolver crisis, sino también fomentar el reemprendimiento. Permite cerrar ciclos con orden, minimizar daños y dar espacio a nuevos proyectos. Muchas empresas han sobrevivido gracias a ella; miles de personas han salido de su crisis sin perderlo todo.
En solo una década, la reorganización concursal ha demostrado ser una vía real y eficaz para quienes enfrentan deudas, pero aún tienen la intención —y el potencial— de cumplir y volver a empezar. Un cambio de paradigma que ya está dando frutos.
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