Los embargos son una de las mayores preocupaciones para las empresasq que enfrentan procesos judiciales por deudas. El problema se agrava cuando un inmueble que no pertenece al deudor termina incluido dentro del embargo. En esas circunstancias existe una herramienta legal que actúa como un escudo. Esa herramienta es la tercería de posesión.
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Bases principales de la tercería
Se trata de un recurso judicial que permite a la persona que posee un inmueble defenderlo y evitar que se remate para pagar deudas ajenas. La situación se presenta cuando un acreedor busca bienes del deudor y, por error o confusión, se embarga una propiedad que pertenece a un tercero.
La tercería es entonces la vía adecuada para reclamar la exclusión del bien.
El proceso no es inmediato. Requiere abogados, escritos y pruebas. La inscripción del inmueble en el Conservador de Bienes Raíces es la evidencia más fuerte. También pueden presentarse documentos que acrediten la posesión o incluso testimonios que refuercen el derecho del verdadero poseedor. Lo fundamental es convencer al juez de que el inmueble no es del deudor ejecutado.
La tercería debe presentarse en el mismo juicio ejecutivo donde se decretó el embargo. El tribunal escucha a las partes y decide si corresponde liberar el inmueble. Si la acción prospera, el bien queda a salvo y no podrá ser rematado. El acreedor, en consecuencia, deberá buscar otros bienes que sí pertenezcan al deudor.
Esta figura se ha convertido en una defensa valiosa
Protege hogares, familias y patrimonios que podrían perderse injustamente.
Permite que solo el deudor enfrente las consecuencias de sus compromisos. En un escenario donde los embargos son cada vez más frecuentes, conocer la tercería de posesión es clave. No elimina la deuda, pero sí garantiza que los bienes de terceros inocentes queden fuera del alcance de un proceso que nunca debió afectarlos.
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